Quién iba a imaginar que serías tú

aquel que de travesías me hablase;

fuiste el lejano viento que tiró mi iglú

dejando que mi alma se descongelase.

Vives alejado, en tu propia realidad

una dónde a los demás eres inmune;

yo sigo pasmada en la misma ciudad

rimando esperando no te importune.

Disfruto descifrarte, esa es mi virtud

así como huir de la gente y lugares;

admiro tu actitud frente a la multitud

es como si en otro mundo habitares.

Haces sonar tu mundo algo tan real

puede que a escucharte me acostumbre;

como si en tu alma existiese un portal

para dejar de lado la incertidumbre.

Silencio, misterio todo tú hecho mundo

caos y tristeza dan nombre a mi astro;

si pudiera entrar en tu órbita un segundo

si pudiera a tu nave seguirle el rastro.

En mi sistema serás el gran Neptuno

que en su ser misterio aguarda helado;

mientras esperaré el momento oportuno

hasta que todo tu ser se haya mostrado.

Génesis 2:1 (NVI)
Así quedaron terminados los cielos y
 la tierra, y todo lo que hay en ellos.