No me gusta ser la nueva del salón

ni saludar siquiera a quien no conozco;

evito ser quien inicie una conversación

soy un tanto rara y apática, lo reconozco.

Pero cuando encuentro a alguien igual

me dan ganas de conocer su mundo;

es como si aquel silencio fuera la señal

para llegar a su alma, a lo más profundo.

Me gusta en los lugares ser un espectador

y de repente mirar fijamente sus ojos;

siento como si fuera de la obra el narrador

invisible a ellos detrás de mis anteojos.

Cuando llega el momento de socializar

¿quién va querer hablarme? me pregunto;

es entonces que se comienza a esbozar

alguien que siempre estuvo allí junto.

No sé cómo terminarlo, quizá en otro momento pueda hacerlo.

Los últimos años de mi vida han sido así. ¿Mejor que antes? no sé, aún así me la sigo complicando.

En otros temas menos felices, para los que me siguen leyendo, gracias y aquí va la actualización de estos meses de ausencia.

Sigo leyendo (bueno hoy no), en una semana es mi examen, por más que sé que no define mi vida, me sigue poniendo al extremo de todo; estoy algo pesimista y desanimada, pero así es esto.

Por otra parte me acuerdo cuantas veces no he escrito sobre no rendirse, esforzarse y bla bla bla... parece que lo escribo, lo pienso pero no lo aplico en mi vida.

Gracias ♥

Sólo Tú sabes qué pasará y a dónde me vas a llevar.

Salmos 39:2

Así que guardé silencio, me mantuve callado.

¡Ni aun lo bueno salía de mi boca!

Pero mi angustia iba en aumento.